Al final del día el niño regresa y le trae este pequeño papelito, y el Jenga.

El Jenga era usado, era de ellos y necesitaban el dinero para comprar algo para comer, cuando me entere se me partió el corazón.
Por una necesidad los niños tuvieron que vender su juego, es algo que te pone la piel chinita.
Mamá les presta dinero de vez en cuando porque a veces no tienen ni para comer.
Que triste es ver este tipo de situaciones, y saber que hay mas gente pasando por lo mismo o peor.
Por eso, siempre hay que ayudar, no nos hacemos ni mas, ni menos ricos al hacerlo, pero si engrandece nuestro corazón.
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